El camino al hotel se me hizo eterno, estaba ansiosa, excitada y muy avergonzada. Millones de dudas llenaban mi mente. ¿Y si él no venía? ¿Qué tenía planeado para mí? ¿Qué me hará? La idea de que me follara me excitaba aún más. Aparqué el coche y me miré en el espejo retrovisor. Mi cara estaba sonrojada y caliente, mis labios hinchados y húmedos y mis ojos brillaban. Era una autentica gata en celo. Lentamente me bajé del coche y agarrándome la falda me dirigí a la puerta del hotel.
Él estaba en la entrada, muy guapo. Vestía pantalones oscuros y camisa blanca con bordes morados. Su peinado particular y su mirada profunda. Sus ojos siempre me han parecido lo más erótico que he visto nunca. Su mirada era dominante y suave a la vez. Y su boca con labios finos se mantenían rectos hasta que me vio, entonces esbozo una leve sonrisa que llegó a más cuando me vio con claridad la cara:
-Estas muy caliente, mi princesa.- Yo no podía decir nada.- Llevas puesto mi regalo, se nota. Debes estar caliente como una perra.
Notaba como mi jugo caía lentamente por el interior de mis muslos. Apreté las piernas y respire´. Tenía que tranquilizarme, allí pasaba gente.
-Sígueme.- Iba detrás suya, entramos al hotel, pasamos a la recepción y entramos al bar del hotel, donde había una especie de fiesta. Donde gente muy arreglada bailaba sin parar y apenas se podía ver nada. Yo apretaba las piernas y el vestido para que no se moviera si un centímetro. Yo lo seguía sin preguntar nada, él andaba rápido. Parecía que él también estaba ansioso. Como veía que me quedaba atrás me cogió de la mano y tiro de mí. Pasamos por la multitud y salimos a una terraza. Siguió tirando de mí por unas escaleras hacia la playa. Allí había hogueras y gente bebiendo. Se me hundía los pies en la arena y me iba cayendo. Él iba muy rápido y me alejó de todo el mundo.
Las hogueras estaban muy lejos, la gente ya no se veía. Solo se veía la luna y las olas del mar. Se paró de repente.
-Eres una niña muy guarra.- Se dio la vuelta y me agarró del pelo, tiró para abajo y me arrodilló frente a él. Se giró y me puso a cuatro patas. Levantó el vestido y metió de golpe sus dedos.
-¿Qué es esto? Sabía que mi regalito te iba a poner cachonda pero no sabía que tanto.
Me levantó el vestido por encima del culo y me azotó. No muy fuerte pero todo mi trasero tembló. Con mis dedos agarré la arena y la apreté como si fuera una sábana. Él se agachó y empezó a lamerme el culo. Eso me excitó muchísimo. Me besaba y me lamía el trasero. Apenas podía verle. De repente me mordió. Me mordió muy fuerte y se me escapó un grito. Siguió mordiéndome en diferentes partes del culo. Dios, estaba chorreando.
Me tumbó del todo y me puso boca arriba. Me quitó el vestido y me dejó en sujetador y bragas sobre la arena. De rodillas desde arriba me observaba:
-Estas buenísima, me pones muchísimo. Tu boca, tu pecho, tus caderas…
Entonces se agachó y me mordió uno de mis pechos, y lo mordió con fuerza:
-Voy a enseñarte lo que es follar de verdad.
Me quitó el sujetador de un tirón. Se bajó los pantalones, me abrió las piernas y me penetró. Empezó a lamerme las tetas y a morderme los pezones:
-Mastúrbate.
-¿Qué?
- Mastúrbate el coño. Sin parar, hasta que te corras.
Bajé los dedos hasta mi clítoris y empecé a moverlo en círculos poco a poco. A la vez el me penetraba con suavidad hasta el fondo y me lamía los pezones. Dios, era demasiado. Sentir su polla, mis dedos excitándome aún más y su lengua. Joder, todo se unía en mi cabeza dándome muchísimo placer. Su lengua coordinaba con mi mano y con su polla. Triple placer. Nunca había hecho esto. Estaba a punto de correrme y el subió en ritmo y yo le seguí con mi mano. Me iba a correr, esto es demasiado. Me temblaba todo y no quería parar. No quería llegar. Quería seguir disfrutando. Me corro, me corro, me…
Fue el orgasmo más intenso de toda mi vida. Mi cuerpo entero se explotó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies.
-Disfrútalo, mi princesa, disfrútalo.
Él me observaba con su polla metida aún dentro. Cuando me calme él sonrió:
-Ahora me toca a mí.
Me cogió de ambas piernas y con sus brazos se apoyó en ellas abriéndolas por completo. Me penetró hasta el fondo y comenzó a darme muy rápido y muy fuerte. Podía ver como él gemía y se estremecía de placer. Yo todavía estaba sensible y el roce hacía que sintiera su polla un montón. Como entraba y salía. Empezó a darme tan fuerte que creí que me iba a romper en dos. Entonces el sacó la polla la acercó a mi cara y se corrió en ella. Se corrió sobre mis labios. Con mi lengua me tomé todo su semen.
El sacó un pañuelo y me terminó de limpiar. Había sido increíble. Se tumbó a mi lado y empezó a besarme los hombros y el cuello:
-Estarás cansada, ¿Vamos a nuestra habitación?
-¿Si teníamos habitación por qué…?
No contestó. Sonriendo me levantó y me ayudo a vestirme. Se acercó a mi cara y me besó en los labios. Muy dulce. Cogió mi mano y me llevó con él.
Creo que me estoy volviendo adicta a su polla.
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Morbo en estado puro. Eres una niña muy, muy, pero que muy guarra ...
ResponderEliminarEspero que el siguiente te guste aun más. Besos, Lady Ágata.
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