domingo, 28 de julio de 2013

Relato Erótico: Follarse a la princesa atada a la cama. Beso 7


Estaba sentada en la cama, mientras él sacaba cuerdas de su mochila...

Había pasado una semana desde la noche de San Juan. No me había llamado, ni mandado ningún mensaje. Esa noche ni siquiera me lo esperaba. Estaba en el sofá en bragas y camiseta cenando unos cereales cuando llamó a la puerta. No me dio tiempo ni de ver quien. Entró rápidamente sin que me diera tiempo a reaccionar.

- Desnúdate y siéntate en la cama.

Todavía alucinando me dirigí al cuarto sin decir nada. Él me siguió detrás. Me desnudé y me senté en la parte baja de la cama. En silencio lo observaba. Se puso a mi lado y abrió la mochila. Empezó a sacar cuerdas. Sacó tres cuerdas y las dejó sobre la cama.

-Túmbate, boca arriba.- Obedecí.

Me coloqué en mitad de la cama. Miré a techo, estaba nerviosa y excitada. Él cogió mi muñeca y se metió mis dedos en su boca. Empezó a besarla y lamerla con su lengua. Dedo a dedo pasaba la lengua y daba ligueros mordiscos que me hacían temblar. Yo respiraba muy fuerte, estaba excitandome aun más. Con la cuerda ató mi muñeca y me obligó a estirar el brazo tirando de la cuerda hacía la izquierda. Mi brazo izquierdo quedaba totalmente inmóvil. Pasó la cuerda por el somier de la cama y lo ató a ese lado de la cama.

Nunca me habían atado, era la primera vez. Estaba nerviosa y excitada.Él estaba muy serio, tanto que resultaba sexy, estaba concentrado. Pasó la cuerda y ató mi otra muñeca.

-Intenta encoger o mover los brazos.- No podía. Lo intenté con fuerza pero lo único que conseguía era que las cuerdas se apretaran más. Se quitó los zapatos y subió encima de la cama. Colocándose delante mía intentó separarme las piernas.

- Si no te portas bien me iré y no habrá más placer, princesa.- Yo no quería eso, lentamente separé las piernas dejando todo mi coño abierto.

- Se ve que estas cachonda, eres una princesa muy guarra.- Estaba muy avergonzada, tanto que ni siquiera me atrevía a mirarlo. Cogió mi pierna izquierda y la dobló. Con la cuerda empezó a inmovilizarla de forma que no pudiera estirar la pierna. Llenó mi pierna de cuerda desde la rodilla hasta el tobillo. Tenía la pierna como dormida, la sentía pero no podía estirarla. Del tobillo la llevo al extremo de la cama y lo ató. Cogió mi otra pierna e hizo lo mismo. Cuando terminó, estaba completamente inmóvil. Mis piernas estaban colocadas de forma que sería muy fácil follarme.

Él se levantó de la cama y colocándose a los pies de la cama contempló su obra. Yo no quería mirarlo, notaba como mi coño estaba lleno de mi jugo y como empapaba todo. Estaba demasiado excitada. Quería comenzar a follar y lo quería ahora. Él se desnudó completo y volvió a subirse en la cama. Con su polla erecta colocó sus rodillas a ambos lados de mi cabeza. Metió su polla en mi boca, y cogiéndome la cabeza empezó a follarme la boca. Primero la metía con suavidad hasta la mitad. Yo miraba hacía arriba y veía como el estaba disfrutando. Cada vez se iba excitando más y metía cada vez más su polla. Apenas podía respirar. Como si fuera una muñeca comenzó a empujar de mi cabeza hacía él. Su polla me llegaba hasta el final de mi garganta y daba fuerte y seguido. Cogió un ritmo y seguía metiéndomela más, más y más.  Sacó la polla de repente de mi boca y empezó a darme tortacitos con ella en la cara. Me la restregaba por las mejillas, la nariz y por los labios.

Volvió a meterla dentro de mi boca y comenzó a moverse rápido otra vez. Cuando iba a correrse, sacó la polla de mi boca y se corrió encima de mis tetas. Salpicó por todas partes llenando mis tetas mi cuello y hasta mi boca. Con la lengua me relamí lo labios. Me encantaba como sabía su semen.

- Lo has hecho muy bien, princesa. Ahora vamos a seguir jugando.

Se levantó de la cama y cogió la mochila. Metió la mano y saco una mordaza. Una mordaza de bola. Me la colocó riéndose. Ya si que estaba a su merced. Ya ni siquiera podía gritar. También sacó de su mochila un consolador y un pequeño vibrador del tamaño de una pila.

-Veo que no hace falta lubricante así que lo meteré sin más.- Cogió el consolador y me lo metió en el coño. Estaba tan excitada que entró sin ningún problema.

-Eres una princesa pervertida y guarra. Estas tan mojada que se me resbala el consolador. Incluso has llenado la cama. Vamos a divertirnos un poco más.

Noté como el movía algo del consolador y este empezó a vibrar con fuerza. Dios, me encanta. Da tanto placer. Me vuelve loca. No puedo parar de jadear. Riéndose cogió el vibrador pequeño y poniéndolo en marcha lo puso sobre mi clítoris. No podía parar de temblar, estaba acalorada, mojada, excitada y encima no podía moverme. Él me controlaba por completo, decidía el ritmo y de vez en cuando paraba. Técnicamente me estaba a su merced. Él decidía si yo podía disfrutar o no.

Dirigió su cara a mis tetas y sin parar de utilizar el vibrador comenzó a morderme los pezones. Los lamía y chupaba como si quisiera arrancármelos de las tetas. Se juntó todo, el consolador, el vibrador pequeño  y su boca. Me iba a correr. No podía parar de disfrutar y de temblar. Me corría, me iba. Dios... Joder... Ahhhh....

El orgasmo fue tan fuerte. Que toda mi espalda tembló y el placer inundó mi cuerpo desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies. Parecía que estaba flotando en el cielo.

Él me dejó unos minutos para disfrutar de mi orgasmo cuando decidió follarme otra vez. Con todo el coño sensible metió su polla y me folló como nunca. Me daba todo lo fuerte que él quería. Sentía que iba a romperme en dos con su polla. Yo mordía la mordaza con fuerza y sentía como  mi saliva salía por los lados de la bola llenándome y dejándome pringosa. Entre el sudor, su semen, mis jugos y mi saliva parecía una auténtica guarra pervertida.

Me daba tan fuerte que botábamos en la cama con cada embestida. Cuando iba a correrse, sacó la polla de mí y se corrió sobre la entrada de mi coño. Se corrió sobre mi bello púbico, mi clítoris y mi entrada. Estaba muerta, me había dejado fuera de combate. Me desató, las cuerdas dejaron algunas marcas en mis brazos y piernas. Me quedé allí tirada sobre la cama y sin querer me quedé dormida con él a mi lado.










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