martes, 26 de marzo de 2013
Relato Erótico: Deseos de follar y no poder. Beso 3
- Princesa, tu amo está aquí.
Me quedé sin respiración, paralizada. Él se sentó en frente mía, estaba guapísimo. Se le veía muy relajado, muy seguro de sí mismo: Dominante. A mí se me iba a salir el corazón del pecho. Se sentó dejándose caer hacía atrás, yo estaba sentada tiesa como un palo. Llevaba una camiseta negra con una calavera y unos vaqueros oscuros. La camiseta le quedaba muy ajustada, se le marcaban los músculos de los brazos, los hombros y los pectorales. No pude evitar fijarme en el bulto que le salía de la entrepierna.
Su pelo negro estaba peinado hacía atrás. Se notaba que acababa de afeitarse, tenía la piel de la cara lisa, sin ningún pelo y su perilla perfilada. Él también se había preparado a fondo para la cita. Eso me relajó un poco. Podía ser que yo le gustase..."¿Gustar? ¡Para de hacerte ilusiones!" Me dije a mi misma: "Por ahora lo único que has hecho es chuparle la polla en el baño de mujeres de una discoteca.
Él pidió otro refresco. Nos mantuvimos sentados y callados. Él me observaba, yo notaba como él me miraba cada centímetro de mi piel, como si estuviera memorizando cada lunar de mis brazos, mis piernas y mi cuello. Seguía observándome incluso por encima del vaso mientras bebía. Me miraba con deseo y perversión, yo sentía como ardía cada parte de mi cuerpo en la que se fijaba. ¿Qué cosas imaginaba conmigo en su cabeza? ¿Hasta donde quería llegar?.
Me sentía abrumada, no podía mirarlo directamente a los ojos. Mis mejillas estaban rojas, tanto que incluso yo me lo notaba. Era como si estuviera desnuda frente a él. Parecía que en cualquier momento fuera a comerme, a follarme allí mismo encima de la mesa y delante de todos los clientes. Esa idea hizo que se me empapara el tanga de encaje. Era un conejito a punto de ser devorado por un lobo hambriento, y a mi no me parecía mala idea.
Dios, ¿Cuando me he vuelto así? Yo no era tan... Pervertida. ¿Desde cuando tener sexo es tan importante? O mejor dicho ¿Desde cuando mantener sexo con este hombre es tan importante?
Él se inclinó hacía delante, apoyó sus codos en la mesa y en voz baja dijo:
-¿Sabes...? Ver como tus labios jugosos besaban mi polla me excita mucho.
Sin darme cuenta empecé a jugar con mi lengua, mi boca se lleno de saliva. Menos mal que tenía la boca cerrada.
- Quiero que seas mi compañera de juegos...
-¿Cómo?
- Quiero que seas mi juguete sexual.
Eso me puso muy cachonda. Siguió hablando:
- Te prometo que vas a disfrutar, te haré sentir cosas que ni siquiera sabías que existían. Ayer me dí cuenta de que eres perfecta para mí, eres como un diamante en bruto. Tu anterior amante te desaprovechó.
Yo estaba hipnotizada.
- Déjame educarte, sé mía.
Entonces, dejándome llevar por mi entrepierna en vez de por mi cabeza o mi corazón respondí:
-Si
El tanga de encaje ni siquiera llegó a la puerta de mi casa.
¡Haz clic aquí para ver el siguiente capítulo!
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
No hay comentarios:
Publicar un comentario