miércoles, 17 de julio de 2013

La lujuria obsesiva de Nana


Nana, desde pequeñita, sabía que era distinta a las demás. Sus pechos habían crecido antes que las demás niñas de su clase. Y con solo diez años le vino la regla por primera vez. Se dio cuenta que los hombres la miraban. No con mirada limpia y tierna, sino con miraba sucia de esas que asustan. Con tan solo quince años tenía cuerpo de mujer y cara e inocencia de niña. No era de extrañar que un tío de dieciocho años la liara jurándole eternas promesas de amor. A la tercera cita él la llevo a su casa y consiguió que perdiera la virginidad a cambio de más amor.

Su primera vez fue dolorosa, claro está. Pero algo cambió dentro de Nana. Empezó a interesarse por el porno y el sexo. No de forma sana, sino de forma obsesiva. Empezó a masturbarse todos los días y a follar muy a menudo con ese chico. Su mente se perturbó hasta el extremo de volverse ninfómana. El sexo con ese novio suyo ya no bastaba. Cortó con él porque no conseguía que ella se sintiera satisfecha. Ella follaba por follar pero eso podría hacerlo con cualquiera. Ella buscaba alguien, alguien con quien cumplir sus fantasías más intimas.

Mientras paseaba por el campus universitario para ver a su padre encontró a su chico perfecto...

Daniel, era un chico normal y corriente. Universitario, vivía con sus padres mientras se sacaba la carrera de Ingeniería Eléctrica. En su tercer año de carrera le iba bien, tanto que tenía una novia guapa, cariñosa y comprensiva. Dani era un buen chico y simpático. Hasta que un día todo cambió...

Cuando abrió su mochila se encontró unas braguitas usadas...

Esas bragas no podían ser de su novia, eran demasiado estrechas... Demasiado rosa... Y olía, olía fuerte. Al llegar a su casa, la cogió con ambas manos y las inspeccionó. Durante un segundo ese olor se metió en su nariz y lo atraía. Su boca se llenó de saliva. Olía muy bien, muy dulce. Inconscientemente acercó las bragas e inspiró. Su cuerpo se estremeció y la excitación llegó a su pene, haciendo que se despertara. Volvió a la realidad y las escondió debajo de su cama.

Intentando no pensar en su regalito, fue al día siguiente a la universidad. Cumpliendo con su rutina de siempre, acompañó a su novia a clase, recogió libros de su taquilla y estuvo atento en clase. A la hora de comer se dirigió a su mesa de costumbre. Le gustaba comer solo, mientras veía algo en su portátil. Se dirigió a su mesa de siempre, pero no estaba vacía.  Una chica preciosa con cara de muñeca estaba sentada leyendo un libro. Tenía el pelo castaño, liso terminando en tirabuzones. Vestía un vestido primaveral y unos tacones. Su cuerpo era esbelto, pechos grandes y espalda estrecha.

Dani miró a los lados, las demás mesas estaban ocupadas como siempre y con la bandeja sería difícil meterse en algún grupo de conocidos con tantas bandejas, así que se aventuró a sentarse con aquella hermosa desconocida...

No se sentó cara a cara, pero si en su lado opuesto. Empezó a comer, concentrándose solamente en la comida. Hasta que cierto olor dulce le hizo estremecer. Era un olor sutil, pero que se podía distinguir del olor a filete con patatas que se estaba comiendo. El olor hizo que levantara la vista hacía ella. Inevitablemente se fijó en su cara redonda, pecas sobre su nariz, labios carnosos y ojos verdes. Leía un libro llamado Las edades de Lulú. Estaba extremadamente sexy. Mientras leía se mordía suavemente el labio y se la oía espirar. Se fijó en su pecho, podía ver el canalillo que se formaba entre sus senos. Como al respirar ella subía y bajaba. En su cuello había un colgante en forma de corazón en el que estaba escrito: Nana.

- Veo que eres muy observador.

Casi asustado, miró hacia su cara, ella le estaba mirando directamente a los ojos.

- Encantada de conocerte, me llamo Nana.
- Emmm, hola. Soy Daniel.

Ella sonrió y siguió leyendo su libro. Él corriendo terminó de comer y fue a irse cuando ella se despidió:

- Espero que mi próximo regalo te guste más...

Dani se quedó en el sitio y volvió a mirarla. Ella parecía en su mundo, dentro del libro. Él pensó que estaba loco y volvió a clase.

Al salir de clase fue a su taquilla para dejar los libros que no le servían. Al abrir no podía creer lo que tenía dentro esperándolo. Un sujetador rosa a juego con las bragas del día anterior estaban sobre sus libros. El corazón empezó a latirle muy rápido, con una mano lo cogió y lo metió dentro de su mochila. Tenía que deshacerse de ese sujetador. Caminando a la salida su novia le cortó el paso.

- Hola cielo, ¿Te gustaría tomarte algo conmigo?
- Hola, bueno pues...

Una melena castaña con tirabuzones paso por al lado de ellos y los sobre pasó. Él no pudo evitar fijarse en  esa muñeca. Mientras su novia hablaba, vio como Nana se giraba mientras sonriendo, sacó la lengua y le mandó un lengüetazo. Volvió a girarse y continuó andando por el pasillo hacia la puerta de salida.

- Lo siento, tengo que irme.

Y dejando a su chica con la palabra en la boca salió en busca de la misteriosa chica. Salió de la universidad y la siguió hasta la parte de atrás de la universidad. Ella estaba esperándole apoyada contra la pared. Él se plantó delante de ella. Sacó el sujetador y nervioso le dijo:

-¿Qué haces? ¿Por qué me dejas esto?
- Es mi ropa interior, pensé que te gustaría.
- No, no la quiero. Tómala.- Y se la lanzó. Nana la cogió y extendió el brazo diciendo -Pero si es mi regalo, es para ti.

Daniel estaba sin palabras, no sabía que decir.

- ¿Te gustó  el olor de mis bragas?
Daniel la miró fijamente a los ojos. Ella empezó a acercarse, lentamente, susurrando:
- Huele bien ¿Verdad?- Se mordió el labio inferior.- Era la que llevaba puestas mientras me masturbaba pensando en ti.

El pene de Daniel empezó a levantarse, estaba muy excitado. Su boca, su voz, sus ojos, sus pechos... Toda ella hacía que se excitara. Ella solo estaba a unos centímetros de él. Y acercó su cara lentamente a la de él:

-Huelo bien, dulce.

Cogió la mano de él y la metió por debajo de su vestido. La subió hasta la entrepierna.

- Esta caliente y es por ti.

Ella se puso de puntillas y lo beso. Él se dejó llevar por la excitación y la cogió de ambos brazos y continuó besándola con fuerza. Pero el hechizo se rompió. Escuchó el ruido de un coche y se separó de ella. Entonces salió corriendo, y mientras caminaba se dio la vuelta y dijo:

- Lo siento eres una chica preciosa, pero tengo novia y la quiero mucho.

Se fue de la universidad sin mirar atrás. Intentó olvidarse de todo, cenó con sus padres y fue con su novia a dar una vuelta. Todavía estaba excitado por lo que había pasado con esa chica. Empezó a besar a su novia y terminó por follársela. De manera brusca y casi sin mirarla. Porque en su mente no estaba la cara de su novia, estaba la de Nana.

Cuando llegó a su casa se tiró encima de la cama. Seguía pensando en el error abismal que había cometido. Le había puesto los cuernos a su novia con otra chica. No podía ser.

Se relajó un poco y conectó su portátil, tenía un correo de una dirección desconocida:

Buenas noches, soy Nana. ¿Te has divertido mucho mientras follabas con tu novia pensando en mi? En este correo te adjunto una imágenes que te resultaran familiares. Por cierto, no me he presentado bien. Me llamo Nana, tengo quince años y soy la hija del director de la universidad. A partir de hoy serás mi esclavo sexual. Voy hacerte mio y volverte loco por mi cuerpo. Si no me haces caso, mandaré estas fotos a tus padres, novia, amigos... E iré a mi papi enseñándole estas fotos y diciéndole que un tío de veintitrés años me esta acosando y pidiéndome ropa interior para sus juegos sucios. No deberías negarte porque a quien crees que creerán, 
¿A ti o una inocente niña de quince años? 

 Tu polla será mía.

Besos, Tu pequeña Nana





















2 comentarios:

  1. Muy interesante y se agradece lo bien redactado que está.
    A ver cómo sigue...

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    1. Muchas gracias, lo leo muchas veces antes de publicarlo por lo mismo. A mi me encanta como escribes, hace que resulte divertido y pícaro. Espero que te guste el siguiente.
      Besos, Lady Ágata

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