domingo, 28 de julio de 2013

Relato Erótico: Follarse a la princesa atada a la cama. Beso 7


Estaba sentada en la cama, mientras él sacaba cuerdas de su mochila...

Había pasado una semana desde la noche de San Juan. No me había llamado, ni mandado ningún mensaje. Esa noche ni siquiera me lo esperaba. Estaba en el sofá en bragas y camiseta cenando unos cereales cuando llamó a la puerta. No me dio tiempo ni de ver quien. Entró rápidamente sin que me diera tiempo a reaccionar.

- Desnúdate y siéntate en la cama.

Todavía alucinando me dirigí al cuarto sin decir nada. Él me siguió detrás. Me desnudé y me senté en la parte baja de la cama. En silencio lo observaba. Se puso a mi lado y abrió la mochila. Empezó a sacar cuerdas. Sacó tres cuerdas y las dejó sobre la cama.

-Túmbate, boca arriba.- Obedecí.

Me coloqué en mitad de la cama. Miré a techo, estaba nerviosa y excitada. Él cogió mi muñeca y se metió mis dedos en su boca. Empezó a besarla y lamerla con su lengua. Dedo a dedo pasaba la lengua y daba ligueros mordiscos que me hacían temblar. Yo respiraba muy fuerte, estaba excitandome aun más. Con la cuerda ató mi muñeca y me obligó a estirar el brazo tirando de la cuerda hacía la izquierda. Mi brazo izquierdo quedaba totalmente inmóvil. Pasó la cuerda por el somier de la cama y lo ató a ese lado de la cama.

Nunca me habían atado, era la primera vez. Estaba nerviosa y excitada.Él estaba muy serio, tanto que resultaba sexy, estaba concentrado. Pasó la cuerda y ató mi otra muñeca.

-Intenta encoger o mover los brazos.- No podía. Lo intenté con fuerza pero lo único que conseguía era que las cuerdas se apretaran más. Se quitó los zapatos y subió encima de la cama. Colocándose delante mía intentó separarme las piernas.

- Si no te portas bien me iré y no habrá más placer, princesa.- Yo no quería eso, lentamente separé las piernas dejando todo mi coño abierto.

- Se ve que estas cachonda, eres una princesa muy guarra.- Estaba muy avergonzada, tanto que ni siquiera me atrevía a mirarlo. Cogió mi pierna izquierda y la dobló. Con la cuerda empezó a inmovilizarla de forma que no pudiera estirar la pierna. Llenó mi pierna de cuerda desde la rodilla hasta el tobillo. Tenía la pierna como dormida, la sentía pero no podía estirarla. Del tobillo la llevo al extremo de la cama y lo ató. Cogió mi otra pierna e hizo lo mismo. Cuando terminó, estaba completamente inmóvil. Mis piernas estaban colocadas de forma que sería muy fácil follarme.

Él se levantó de la cama y colocándose a los pies de la cama contempló su obra. Yo no quería mirarlo, notaba como mi coño estaba lleno de mi jugo y como empapaba todo. Estaba demasiado excitada. Quería comenzar a follar y lo quería ahora. Él se desnudó completo y volvió a subirse en la cama. Con su polla erecta colocó sus rodillas a ambos lados de mi cabeza. Metió su polla en mi boca, y cogiéndome la cabeza empezó a follarme la boca. Primero la metía con suavidad hasta la mitad. Yo miraba hacía arriba y veía como el estaba disfrutando. Cada vez se iba excitando más y metía cada vez más su polla. Apenas podía respirar. Como si fuera una muñeca comenzó a empujar de mi cabeza hacía él. Su polla me llegaba hasta el final de mi garganta y daba fuerte y seguido. Cogió un ritmo y seguía metiéndomela más, más y más.  Sacó la polla de repente de mi boca y empezó a darme tortacitos con ella en la cara. Me la restregaba por las mejillas, la nariz y por los labios.

Volvió a meterla dentro de mi boca y comenzó a moverse rápido otra vez. Cuando iba a correrse, sacó la polla de mi boca y se corrió encima de mis tetas. Salpicó por todas partes llenando mis tetas mi cuello y hasta mi boca. Con la lengua me relamí lo labios. Me encantaba como sabía su semen.

- Lo has hecho muy bien, princesa. Ahora vamos a seguir jugando.

Se levantó de la cama y cogió la mochila. Metió la mano y saco una mordaza. Una mordaza de bola. Me la colocó riéndose. Ya si que estaba a su merced. Ya ni siquiera podía gritar. También sacó de su mochila un consolador y un pequeño vibrador del tamaño de una pila.

-Veo que no hace falta lubricante así que lo meteré sin más.- Cogió el consolador y me lo metió en el coño. Estaba tan excitada que entró sin ningún problema.

-Eres una princesa pervertida y guarra. Estas tan mojada que se me resbala el consolador. Incluso has llenado la cama. Vamos a divertirnos un poco más.

Noté como el movía algo del consolador y este empezó a vibrar con fuerza. Dios, me encanta. Da tanto placer. Me vuelve loca. No puedo parar de jadear. Riéndose cogió el vibrador pequeño y poniéndolo en marcha lo puso sobre mi clítoris. No podía parar de temblar, estaba acalorada, mojada, excitada y encima no podía moverme. Él me controlaba por completo, decidía el ritmo y de vez en cuando paraba. Técnicamente me estaba a su merced. Él decidía si yo podía disfrutar o no.

Dirigió su cara a mis tetas y sin parar de utilizar el vibrador comenzó a morderme los pezones. Los lamía y chupaba como si quisiera arrancármelos de las tetas. Se juntó todo, el consolador, el vibrador pequeño  y su boca. Me iba a correr. No podía parar de disfrutar y de temblar. Me corría, me iba. Dios... Joder... Ahhhh....

El orgasmo fue tan fuerte. Que toda mi espalda tembló y el placer inundó mi cuerpo desde mi cabeza hasta los dedos de mis pies. Parecía que estaba flotando en el cielo.

Él me dejó unos minutos para disfrutar de mi orgasmo cuando decidió follarme otra vez. Con todo el coño sensible metió su polla y me folló como nunca. Me daba todo lo fuerte que él quería. Sentía que iba a romperme en dos con su polla. Yo mordía la mordaza con fuerza y sentía como  mi saliva salía por los lados de la bola llenándome y dejándome pringosa. Entre el sudor, su semen, mis jugos y mi saliva parecía una auténtica guarra pervertida.

Me daba tan fuerte que botábamos en la cama con cada embestida. Cuando iba a correrse, sacó la polla de mí y se corrió sobre la entrada de mi coño. Se corrió sobre mi bello púbico, mi clítoris y mi entrada. Estaba muerta, me había dejado fuera de combate. Me desató, las cuerdas dejaron algunas marcas en mis brazos y piernas. Me quedé allí tirada sobre la cama y sin querer me quedé dormida con él a mi lado.










La lujuria obsesiva de Nana


Desde pequeña Nana sabía que era diferente a las demás. A sus quince años tenía cuerpo de mujer y cara de niña. Los hombres la miraban de forma diferente. No de manera limpia, sino de forma sucia y pervertida. Ahora que Nana a descubierto lo que es el sexo quiere encontrar un compañero de juegos con el que jugar.
¿Te gustaría conocer a la pequeña y dulce Nana?

Disfrutad, besos:
Lady Ágata

Historia de una niña muy pervertida


¿Por qué soy tan pervertida?
Desde pequeñita me ha gustado el sexo, y he tenido varias (bastantes) experiencias sexuales.
Descúbrelo leyendo estos relatos. Verás hasta donde llega mi perversión.


Disfrutad, besos: 
Lady Ágata

Relatos Eróticos: El silencio en tus labios


Cuando la princesa de boca de fresa se desenamora del príncipe, aparece el caballero oscuro para llevarla a los sitios prohibidos del placer. ¿Quieres ver como una dulce princesa se vuelve en una guarra pervertida? 

Capítulo 2: El nuevo amo de la princesa. Beso 2
Capítulo 3: Deseos de follar... y no poder. Beso 3
Capítulo 4: Cunnilingus en el sofá y follar en la cama. Beso 4
Capítulo 5: Sorpresa erótica para San Juan. Beso 5
Capítulo 6: A cuatro patas bajo las estrellas. Beso 6

Disfrutad, besos:
Lady Ágata



miércoles, 17 de julio de 2013

La lujuria obsesiva de Nana


Nana, desde pequeñita, sabía que era distinta a las demás. Sus pechos habían crecido antes que las demás niñas de su clase. Y con solo diez años le vino la regla por primera vez. Se dio cuenta que los hombres la miraban. No con mirada limpia y tierna, sino con miraba sucia de esas que asustan. Con tan solo quince años tenía cuerpo de mujer y cara e inocencia de niña. No era de extrañar que un tío de dieciocho años la liara jurándole eternas promesas de amor. A la tercera cita él la llevo a su casa y consiguió que perdiera la virginidad a cambio de más amor.

Su primera vez fue dolorosa, claro está. Pero algo cambió dentro de Nana. Empezó a interesarse por el porno y el sexo. No de forma sana, sino de forma obsesiva. Empezó a masturbarse todos los días y a follar muy a menudo con ese chico. Su mente se perturbó hasta el extremo de volverse ninfómana. El sexo con ese novio suyo ya no bastaba. Cortó con él porque no conseguía que ella se sintiera satisfecha. Ella follaba por follar pero eso podría hacerlo con cualquiera. Ella buscaba alguien, alguien con quien cumplir sus fantasías más intimas.

Mientras paseaba por el campus universitario para ver a su padre encontró a su chico perfecto...

Daniel, era un chico normal y corriente. Universitario, vivía con sus padres mientras se sacaba la carrera de Ingeniería Eléctrica. En su tercer año de carrera le iba bien, tanto que tenía una novia guapa, cariñosa y comprensiva. Dani era un buen chico y simpático. Hasta que un día todo cambió...

Cuando abrió su mochila se encontró unas braguitas usadas...

Esas bragas no podían ser de su novia, eran demasiado estrechas... Demasiado rosa... Y olía, olía fuerte. Al llegar a su casa, la cogió con ambas manos y las inspeccionó. Durante un segundo ese olor se metió en su nariz y lo atraía. Su boca se llenó de saliva. Olía muy bien, muy dulce. Inconscientemente acercó las bragas e inspiró. Su cuerpo se estremeció y la excitación llegó a su pene, haciendo que se despertara. Volvió a la realidad y las escondió debajo de su cama.

Intentando no pensar en su regalito, fue al día siguiente a la universidad. Cumpliendo con su rutina de siempre, acompañó a su novia a clase, recogió libros de su taquilla y estuvo atento en clase. A la hora de comer se dirigió a su mesa de costumbre. Le gustaba comer solo, mientras veía algo en su portátil. Se dirigió a su mesa de siempre, pero no estaba vacía.  Una chica preciosa con cara de muñeca estaba sentada leyendo un libro. Tenía el pelo castaño, liso terminando en tirabuzones. Vestía un vestido primaveral y unos tacones. Su cuerpo era esbelto, pechos grandes y espalda estrecha.

Dani miró a los lados, las demás mesas estaban ocupadas como siempre y con la bandeja sería difícil meterse en algún grupo de conocidos con tantas bandejas, así que se aventuró a sentarse con aquella hermosa desconocida...

No se sentó cara a cara, pero si en su lado opuesto. Empezó a comer, concentrándose solamente en la comida. Hasta que cierto olor dulce le hizo estremecer. Era un olor sutil, pero que se podía distinguir del olor a filete con patatas que se estaba comiendo. El olor hizo que levantara la vista hacía ella. Inevitablemente se fijó en su cara redonda, pecas sobre su nariz, labios carnosos y ojos verdes. Leía un libro llamado Las edades de Lulú. Estaba extremadamente sexy. Mientras leía se mordía suavemente el labio y se la oía espirar. Se fijó en su pecho, podía ver el canalillo que se formaba entre sus senos. Como al respirar ella subía y bajaba. En su cuello había un colgante en forma de corazón en el que estaba escrito: Nana.

- Veo que eres muy observador.

Casi asustado, miró hacia su cara, ella le estaba mirando directamente a los ojos.

- Encantada de conocerte, me llamo Nana.
- Emmm, hola. Soy Daniel.

Ella sonrió y siguió leyendo su libro. Él corriendo terminó de comer y fue a irse cuando ella se despidió:

- Espero que mi próximo regalo te guste más...

Dani se quedó en el sitio y volvió a mirarla. Ella parecía en su mundo, dentro del libro. Él pensó que estaba loco y volvió a clase.

Al salir de clase fue a su taquilla para dejar los libros que no le servían. Al abrir no podía creer lo que tenía dentro esperándolo. Un sujetador rosa a juego con las bragas del día anterior estaban sobre sus libros. El corazón empezó a latirle muy rápido, con una mano lo cogió y lo metió dentro de su mochila. Tenía que deshacerse de ese sujetador. Caminando a la salida su novia le cortó el paso.

- Hola cielo, ¿Te gustaría tomarte algo conmigo?
- Hola, bueno pues...

Una melena castaña con tirabuzones paso por al lado de ellos y los sobre pasó. Él no pudo evitar fijarse en  esa muñeca. Mientras su novia hablaba, vio como Nana se giraba mientras sonriendo, sacó la lengua y le mandó un lengüetazo. Volvió a girarse y continuó andando por el pasillo hacia la puerta de salida.

- Lo siento, tengo que irme.

Y dejando a su chica con la palabra en la boca salió en busca de la misteriosa chica. Salió de la universidad y la siguió hasta la parte de atrás de la universidad. Ella estaba esperándole apoyada contra la pared. Él se plantó delante de ella. Sacó el sujetador y nervioso le dijo:

-¿Qué haces? ¿Por qué me dejas esto?
- Es mi ropa interior, pensé que te gustaría.
- No, no la quiero. Tómala.- Y se la lanzó. Nana la cogió y extendió el brazo diciendo -Pero si es mi regalo, es para ti.

Daniel estaba sin palabras, no sabía que decir.

- ¿Te gustó  el olor de mis bragas?
Daniel la miró fijamente a los ojos. Ella empezó a acercarse, lentamente, susurrando:
- Huele bien ¿Verdad?- Se mordió el labio inferior.- Era la que llevaba puestas mientras me masturbaba pensando en ti.

El pene de Daniel empezó a levantarse, estaba muy excitado. Su boca, su voz, sus ojos, sus pechos... Toda ella hacía que se excitara. Ella solo estaba a unos centímetros de él. Y acercó su cara lentamente a la de él:

-Huelo bien, dulce.

Cogió la mano de él y la metió por debajo de su vestido. La subió hasta la entrepierna.

- Esta caliente y es por ti.

Ella se puso de puntillas y lo beso. Él se dejó llevar por la excitación y la cogió de ambos brazos y continuó besándola con fuerza. Pero el hechizo se rompió. Escuchó el ruido de un coche y se separó de ella. Entonces salió corriendo, y mientras caminaba se dio la vuelta y dijo:

- Lo siento eres una chica preciosa, pero tengo novia y la quiero mucho.

Se fue de la universidad sin mirar atrás. Intentó olvidarse de todo, cenó con sus padres y fue con su novia a dar una vuelta. Todavía estaba excitado por lo que había pasado con esa chica. Empezó a besar a su novia y terminó por follársela. De manera brusca y casi sin mirarla. Porque en su mente no estaba la cara de su novia, estaba la de Nana.

Cuando llegó a su casa se tiró encima de la cama. Seguía pensando en el error abismal que había cometido. Le había puesto los cuernos a su novia con otra chica. No podía ser.

Se relajó un poco y conectó su portátil, tenía un correo de una dirección desconocida:

Buenas noches, soy Nana. ¿Te has divertido mucho mientras follabas con tu novia pensando en mi? En este correo te adjunto una imágenes que te resultaran familiares. Por cierto, no me he presentado bien. Me llamo Nana, tengo quince años y soy la hija del director de la universidad. A partir de hoy serás mi esclavo sexual. Voy hacerte mio y volverte loco por mi cuerpo. Si no me haces caso, mandaré estas fotos a tus padres, novia, amigos... E iré a mi papi enseñándole estas fotos y diciéndole que un tío de veintitrés años me esta acosando y pidiéndome ropa interior para sus juegos sucios. No deberías negarte porque a quien crees que creerán, 
¿A ti o una inocente niña de quince años? 

 Tu polla será mía.

Besos, Tu pequeña Nana





















domingo, 7 de julio de 2013

Trajes de Vinilo


Hace mucho tiempo que no hago entradas nuevas para la sección de lencería erótica y el sábado estuve paseando por un sexshop y estuve viendo una prenda que es muy usada dentro del mundo del BDSM que son las prendas de Vinilo

Son prendas muy eróticas y se ajustan a tu cuerpo moldeándolo. La prenda de vinilo esta en cierta forma relacionada con el corset, puesto que ambas expresado de forma sexual, cohíben a quien lo lleva. Hay movilidad, es cierto, pero no es total. Las prendas de vinilo se vuelven parte de ti, otra piel. Sientes como cuesta moverte, como se estira contigo. Al ser plástico el cuerpo brilla. A mi me resulta muy hermoso a la vista. Es cierto que los trajes de Vinilos son caros, sobre unos 50 euros los que menos tapan. Pero es una apuesta segura a esas parejas que quieren innovar.




Estas prendas de plástico también se llaman ropa de PVC, muchas veces se la confunde con el cuero brillante. Para conseguir que estas prendas se mantengan nuevas hace falta seguir una serie de pautas.
La primera es que estos trajes no deben estirarse mucho, puesto que al estar hechas de plástico esta se puede desquebrajar y perder su brillo. Estas prendas no hace falta lavarlas en exceso, pero para limpiarla no le metáis en la lavadora, una esponja de jabón y agua será suficiente. Ten en cuenta que tienes que limpiar dos partes, la interior que es un forro de tejido poliéster y la otra el plástico que lo cubre. Lávalo con agua tibia y retira el jabón con agua fría. ¡Y estas prendas lógicamente no se planchan! Es más no se deben acercar a temperaturas altas, el humo que suelta al quemarse este tipo de ropa es perjudicial para la salud.



Estas prendas es mejor guardarlas aparte. Muchos trajes de color blanco por ejemplo se tiñen al estar en contacto con otras prendas. Si una de tus prendas pierde su brillo lo mejor es utilizar un spray de silicona líquida, este spray se puede conseguir en tiendas de automóviles.

Lo que me encanta de esta prenda es que las hay de todas las formas posibles. Desde ropa interior hasta mayas enterizas. Actualmente muchas cantantes y personajes famosos utilizan ropa de vinilo, y por eso en cierta forma esta abandonando el aspecto sexual de esa prenda. Pero hay una cosa que no puede cambiar, lo sexy que queda el cuerpo al usarlo. Las super heroínas los utilizan, no porque sean cómodos de llevar, sino porque hace que el público masculino tiemblen a verlas, he aquí a parte de mi inspiración: Catwoman.



Este tejido se puede utilizar tanto de maya enteriza como de tanga:


He aquí lo básico, solo apta para chicas que quieren ser dominadas por su chico, solo tapando lo justo y necesario...


Se puede utilizar este tejido para crear corsets. Una cosa os digo, el crujir de la tela al moverte es realmente excitante...


El vestido yo lo usaría como prenda para recibir a tu chico, y sin bragas ponerle la cena en la mesa
agacharte bien para que pueda ver tu coño y tus nalgas asomar mientras te pones a cuatro patas para lamerle la polla...



Esta sirve para la amas, combinado con unos buenos tacones para azotar...



Bueno, espero que esta entrada os ayude para cuidar vuestros trajes de vinilo.
¡Y a practicar se a dicho!

martes, 2 de julio de 2013

Relato erótico: A cuatro patas bajo las estrellas. Beso 6

El camino al hotel se me hizo eterno, estaba ansiosa, excitada y muy avergonzada. Millones de dudas llenaban mi mente. ¿Y si él no venía? ¿Qué tenía planeado para mí? ¿Qué me hará? La idea de que me follara me excitaba aún más. Aparqué el coche y me miré en el espejo retrovisor. Mi cara estaba sonrojada y caliente, mis labios hinchados y húmedos y mis ojos brillaban. Era una autentica gata en celo. Lentamente me bajé del coche y agarrándome la falda me dirigí a la puerta del hotel.

Él estaba en la entrada, muy guapo. Vestía pantalones oscuros y camisa blanca con bordes morados. Su peinado particular y su mirada profunda. Sus ojos siempre me han parecido lo más erótico que he visto nunca. Su mirada era dominante y suave a la vez. Y su boca con labios finos se mantenían rectos hasta que me vio, entonces esbozo una leve sonrisa que llegó a más cuando me vio con claridad la cara:

-Estas muy caliente, mi princesa.- Yo no podía decir nada.- Llevas puesto mi regalo, se nota. Debes estar caliente como una perra.

Notaba como mi jugo caía lentamente por el interior de mis muslos. Apreté las piernas y respire´. Tenía que tranquilizarme, allí pasaba gente.

-Sígueme.- Iba detrás suya, entramos al hotel, pasamos a la recepción y entramos al bar del hotel, donde había una especie de fiesta. Donde gente muy arreglada bailaba sin parar y apenas se podía ver nada. Yo apretaba  las piernas y el vestido para que no se moviera si un centímetro. Yo lo seguía sin preguntar nada, él andaba rápido. Parecía que él también estaba ansioso.  Como veía que me quedaba atrás me cogió de la mano y tiro de mí. Pasamos por la multitud y salimos a una terraza. Siguió tirando de mí por unas escaleras hacia la playa. Allí había hogueras y gente bebiendo. Se me hundía los pies en la arena y me iba cayendo.  Él iba muy rápido y me alejó de todo el mundo.

Las hogueras estaban muy lejos, la gente ya no se veía. Solo se veía la luna y las olas del mar. Se paró de repente.

-Eres una niña muy guarra.- Se dio la vuelta y me agarró del pelo, tiró para abajo y me arrodilló frente a él. Se giró y me puso a cuatro patas. Levantó el vestido y metió de golpe sus dedos.

-¿Qué es esto? Sabía que mi regalito te iba a poner cachonda pero no sabía que tanto.

Me levantó el vestido por encima del culo y me azotó. No muy fuerte pero todo mi trasero tembló. Con mis dedos agarré la arena y la apreté como si fuera una sábana. Él se agachó y empezó a lamerme el culo. Eso me excitó muchísimo. Me besaba y me lamía el trasero. Apenas podía verle. De repente me mordió. Me mordió muy fuerte y se me escapó un grito. Siguió mordiéndome en diferentes partes del culo. Dios, estaba chorreando.
Me tumbó del todo y me puso boca arriba. Me quitó el vestido y me dejó en sujetador y bragas sobre la arena. De rodillas desde arriba me observaba:

-Estas buenísima, me pones muchísimo. Tu boca, tu pecho, tus caderas…

Entonces se agachó y me mordió uno de mis pechos, y lo mordió con fuerza:

-Voy a enseñarte lo que es follar de verdad.

Me quitó el sujetador de un tirón. Se bajó los pantalones, me abrió las piernas y me penetró. Empezó a lamerme las tetas y a morderme los pezones:
-Mastúrbate.
-¿Qué?
- Mastúrbate el coño. Sin parar, hasta que te corras.

Bajé los dedos hasta mi clítoris y empecé a moverlo en círculos poco a poco. A la vez el me penetraba con suavidad hasta el fondo y me lamía los pezones. Dios, era demasiado. Sentir su polla, mis dedos excitándome aún más y su lengua. Joder, todo se unía en mi cabeza dándome muchísimo placer. Su lengua coordinaba con mi mano y con su polla. Triple placer. Nunca había hecho esto. Estaba a punto de correrme y el subió en ritmo y yo le seguí con mi mano.  Me iba a correr, esto es demasiado. Me temblaba todo y no quería parar. No quería llegar. Quería seguir disfrutando. Me corro, me corro, me…

Fue el orgasmo más intenso de toda mi vida. Mi cuerpo entero se explotó. Un escalofrío recorrió mi cuerpo, desde la cabeza hasta los dedos de los pies.

-Disfrútalo, mi princesa, disfrútalo.

Él me observaba con su polla metida aún dentro. Cuando me calme él sonrió:
-Ahora me toca a mí.

Me cogió de ambas piernas y con sus brazos se apoyó en ellas abriéndolas por completo. Me penetró hasta el fondo y comenzó a darme muy rápido y muy fuerte. Podía ver como él gemía y se estremecía de placer. Yo todavía estaba sensible y el roce hacía que sintiera su polla un montón. Como entraba y salía. Empezó a darme tan fuerte que creí que me iba a romper en dos. Entonces el sacó la polla la acercó a mi cara y se corrió en ella. Se corrió sobre mis labios. Con mi lengua me tomé todo su semen.

El sacó un pañuelo y me terminó de limpiar. Había sido increíble. Se tumbó a mi lado y empezó a besarme los hombros y el cuello:
-Estarás cansada, ¿Vamos a nuestra habitación?
-¿Si teníamos habitación por qué…?
No contestó. Sonriendo me levantó y me ayudo a vestirme. Se acercó a mi cara y me besó en los labios. Muy dulce. Cogió mi mano y me llevó con él.

Creo que me estoy volviendo adicta a su polla.

Haz clic aquí para leer el siguiente capítulo!

lunes, 1 de julio de 2013

Historia de una niña muy pervertida... (parte 2)


Antes de conocer a mi primer novio, tuve la oportunidad de probar lo que sería Cibersexo. Conocí por Internet un chico de mi edad que me gustaba mucho. Vivía muy lejos pero eso no suponía ninguna ningún obstáculo en principio. Hicimos lo de costumbre, enviarnos regalos por correo, pasar el día chateando... Una noche, a las cuatro de la mañana, me pidió que si podía verme en ropa interior. Él, a cambio, se también se la quitaba. Ambos estábamos semidesnudos en a la pantalla del otro. Él me dijo que como éramos novio no pasaba nada si yo me quitaba el sujetador y la cosa siguió así hasta que ambos estuvimos desnudos. Él empezó a pedirme cosas, como pellizcarme los pezones y darme en el clítoris. Mientras, él tenía la cam apuntando a su polla y se estaba masturbando. Seguimos así muchas noches yo me tocaba mientras el se tocaba.

Un día mientras chateaba con él, estaba tomándome un Chupa Chups de fresa. Y a él se le ocurrió una idea. Coloqué la cam apuntando a mi entrepierna desnuda. Primero me mandó que me pusiera a chupar el Chupa Chups hasta que estuviera bien húmedo. Me dijo que lo pusiera en mi entrada y lo frotara por mis labios de mi coño, Así hice, yo notaba que era suave y pringoso. Después de un minuto, me dijo que me lo metiera entero. Al principio me rehusé, era virgen y no quería perder la virginidad con una chuche. Pero me dijo que era demasiado pequeño como para eso y me convenció. Me metí el Chupa Chups en el coño. La verdad es que no dolió, pero si me costó un poco introducirmelo. Él de mientras seguía masturbándose. Lo moví lentamente dentro de mí tanto en círculos como dentro y fuera, no estaba mal.

Después de aquello estuve una semana entera con el coño pegajoso. La entrada y la vagina me seguían sabiendo a fresa durante un tiempo. Pero como toda relación a distancia no duró. Entre otras cosas porque ambos necesitábamos más que estar delante de la pantalla tocándonos. Necesitábamos el contacto de otra persona.

Mi primer novio fue un chico increíble, al cual pervertí yo. Él era un chico inocente y virgen que como mucho se había masturbado un par de veces con alguna peli porno. Nuestros juegos empezaron antes de comenzar a salir. No me acuerdo muy bien como, pero empezamos a comernos el cuello el uno al otro. Jugando a, a ver quien aguanta más. Uno empezaba a comerle el cuello, y el otro tenía que aguantar besos, mordiscos, lametones y demás sin decir ni pío. Para él era mas duro, si yo me excitaba él no se iba dar cuenta, pero a ver que hacía él con su polla. Era muy divertido. Resulta, que por mayor comodidad yo me tumbé en la cama y él encima. Empezamos a jugar a nuestro jueguecito, me besaba por detrás de la oreja y lamía mi cuello hacía abajo. Cuando llegaba a la clavícula me rozaba con los labios. Yo sujetaba mi ropa y tiraba de ella hacía abajo para que no molestara. La cosa es que él comenzó a bajar y yo bajaba la ropa también. Hasta el punto en que empezó a lamerme el pecho y besarme los pezones.

Hasta ese instante no fui consciente del placer que podía proporcionarme mis pezones. Y lo que me resultó más gracioso es que antes de que nos besáramos en la boca él ya me había comido las tetas. Comencé a salir con él. Realmente me gustaba, pero tenía poca experiencia amorosa.

Es cierto que perdí la virginidad tarde para lo ansiosa que era yo para el sexo. Pero también es verdad que perfeccioné mi forma de dar placer con la boca y con las manos. Se puede decir que era muy mala y hacía que él se corriera una y otra vez sin apenas dejarle descansar. Y que otras le daba hasta que iba a correrse pero paraba para hacerle sufrir. Fue a los casi dieciséis años cuando llegué al orgasmo por primera vez. Había leído sobre él, había visto vídeos de tías corriéndose. Lo había estudiado mucho. Pero nunca pensé que sería de esa forma. Nunca me había buscado el orgasmo por mi misma y la primera vez que llegue lo hice de casualidad. Me había puesto encima de él, no tenía su polla metida dentro pero si mirando hacia su cara con mi coño rodeándolo. Lo hacía para que nos rozáramos, una de mis técnicas infantiles para calentarle. La cosa es que con su polla rozaba mi clítoris y como era él el que manejaba mi cadera hizo que yo me viniera.

Al principio me asusté, porque pensaba que me iba a hacer pipí encima. Pero resultaba que no, y como estaba asustada no llegaba a disfrutarlo sino que mi cabeza lo cortaba. Mi primer grandioso orgasmo fue mientras él me comía el coño y me dio tanto placer que me dejé llevar. No perdí la virginidad hasta los dieciocho años, pero entre medias experimente muchos juegos que íbamos encontrando.

La primera vez que mezclé la comida con el sexo fue a los diecisiete años. Yo seguía con mi primer novio. Tengo que confesar que tengo debilidad por el chocolate y sobre todo por los helados de Straciatella. Sobre todo los de tarrina grande del Mercadona. Estaba comiendo una tarrina con él en el sofá cuando se me ocurrió la idea. Mezclé dos cosas que me encantaban: su polla y la Straciatella. Puedo decir, que fui muy sucia. Al principio solo llenaba su polla de helado y yo lo chupaba. Pero fue a más, paseaba su polla llena de helado por mi cara y mis tetas. Él comenzaba a lamerme mientras yo le echaba helado por el cuerpo y restregaba mi coño por su polla para que también se llenara de helado. Manchamos todo, él sofá el suelo nuestro pelo. Para quitarlo todo después tuvimos que ducharnos a fondo. Yo tenía helado por mi pelo y por mi culo. Él por su polla sus piernas si cara (de incrustar su cara en mi coño) Fue muy divertido y pegajoso.

Jugué a más cosas con él, pero eso es algo que ya os contaré más adelante...