viernes, 28 de junio de 2013

Relato Erótico: Sorpresa erótica para San Juan. Beso 5


 Era una caja blanca y pequeña. Un lazo rojo la adornaba insinuando que había una sorpresa en su interior. Yo llevaba casi dos horas delante de ella observándola. Me la había encontrado encima de mi mesa de trabajo al llegar. Ni Amanda ni mis otras compañeras sabían de quien era. Cuando pregunté abajo solo me dijeron que un hombre lo había traído esa misma mañana. “Era un hombre muy atractivo”, decía Dolores, la anciana y simpática recepcionista de la revista. Sabía nada más ver la caja que era de él. No me atrevía a abrirlo y me había costado casi una hora echar a mis amigas de allí. Son todas muy cotillas.

Estaba temblando… ¿Qué había tramado para mí? Se me ponían los pezones duros cada vez que mi mano estaba a punto de tocar la caja. Pensaba mil y un regalos que podía hacerme, pero yo solo pensaba en regalos guarros y obscenos. Regalos para darme placer o para dárselo yo a él. ¿Un vibrador?, ¿Un lubricante? ¿Unas bolas chinas?...  Ufff, mi mente no paraba de sacar ideas y fantasías. Tenía el tanga empapado y el clítoris me palpitaba. No podía parar de moverme en la silla. Esta me rozaba el coño y me daba algo del placer que tanto anhelaba.

Con el dedo índice toqué la esquina de la caja, se me puso la carne de gallina. Empecé a acariciar el borde y cada vez estaba más mojada. Dirigí la otra mano hacía mi entrepierna. Paré, dios no puedo ser tan pervertida, tengo que controlarme un poco. No puedo masturbarme en mi trabajo, es poco profesional. Creo. En un impulso tiré del lazo rojo que lo rodeaba y lo deshice. Coloqué la mano sobre la tapa mientras me mordía los labios. Tenía la boca húmeda y caliente. Quité la tapa y cogiendo aire miré dentro. ¿Qué es eso?

Con dos dedos cogí una especie de tela que había dentro. Tiré de la tela y la saque. ¿Un tanga? O mejor dicho ¿hilos? Con ambas manos lo abrí. Era un tanga, que era más adorno que otra cosa. Tenía cuatro hilos negros contados, los que iba a la cadera tenían volantes de encaje rojo. No cubría nada. Nada, nada. Tenía forma de tanga hasta el espacio entre en el ano y el coño, a partir de ahí se dividía en dos tiras, que como imaginaba pasaban por la ingle rodeando el coño sin tapar absolutamente nada.

Dentro de la caja había una nota:

“Póntelo para San Juan, con un vestido corto. Ven a mí, princesa, si quieres conseguir placer”

Detrás de la nota venía escrito la playa y la hora. Llegué a casa pronto, no tenía ningún plan para San Juan. Amanda me había convencido para que fuera con ella y las demás a una discoteca. Pero obviamente, anulé el plan. La playa donde me había citado era privada, de un hotel. Después de pensármelo mucho, le mandé un Whatsapp diciéndole que sí. Me contestó al instante diciendo: “Estoy ansioso… Y mi polla también”

Empecé a ponerme nerviosa. Me duché con mi gel de chocolate, quería que le gustara mi olor. Salí, me sequé y me peiné. Desnuda me puse frente al espejo, cogí  el tanga y me lo puse. Al verme sentí vergüenza, me puse roja y empecé a lubricar. Tengo el coño bien depilado y con esa prenda se veía todo y cuando digo todo, es todo. Podía ver mi clítoris asomando. Quiero estar en sus brazos y sentirlo y que hunda su cabeza en mi… Mi coño.

Me puse un sujetador negro sin tirantes para ponerme un vestido negro de palabra de honor y tacones rojos con encaje negro por el filo. Quería esta sexy para él. Cuando iba a salir me di cuenta que los tacones no eran la mejor opción. Tacones, arena… Ya sabéis. Cuando salí a la puerta de la calle me di cuenta de la magnitud de la decisión que había tomado. Había llevado tangas con minifaldas y vestidos, pero esto… La sensación de frescor en el coño, hizo que las pareces de mi vagina se contraerán.  Mi cuerpo se paralizó y mis pezones se me pusieron duros. Tenía la sensación de estar desnuda, sabía que estaba vestida y cuando miraba para abajo no asomaba nada. Pero me sentía desnuda.
Ya no podía echarme atrás, estaba demasiado excitada, caliente y me había preparado mucho para esto… Él me estaba esperando… Y mi coño a él.

Miré las escaleras, lo único que tenía que hacer es ir al coche. ¿Por qué lo aparcaría en la esquina de la calle? Baje la escalera lentamente, mirando a todos lados. Seguro que desde abajo podría verse mi… En frente del portal cogí aire, me baje lo más que pude la falda y salí a la calle. Al salir todo iba bien, hasta que al dar dos pasos, una brisa veraniega levanto levemente mi falda. El aire me acarició nalgas, se metió entre mis piernas y rozó el clítoris. Esto hizo que todo mi interior se encogiera. Mi coño se humedeció, la piel de mis pechos se encogió. No podía más estaba muy excitada, tenía mucha vergüenza. ¿Se vería desde fuera como estaba?

Soy una autentica pervertida. De repente una pregunta inundó mi mente y me cortó la respiración. ¿Y si el aire levantaba la falda y se veía lo que llevaba puesto? Había bastante gente en la calle y varios hombres, hombres que me miraban. ¿Se habrían dado cuenta de mi estado? Mi cara se mostraba excitada, se notaba que estaba caliente y ellos lo sabían. Con las manos sobre la falda, empecé a andar deprisa hacia mi coche. Cuando llegué, saqué las llaves y me metí dentro. Tenía el coño pegado al asiento. Abrí las piernas y se veía mi jugo en el asiento. Tenía muchas ganas de masturbarme y correrme. Allí mismo en el coche, pero la gente miraba y solo me quedaba veinte minutos para llegar al hotel...

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Cunnilingus

Hola mis queridos pervertid@s!

He estado un poco perdida, porque estaba disfrutando de los placeres de la vida en la playa. Me encanta tomar el sol con mi cuerpo desnudo, sentir el calor sobre mi cuerpo. Pero no me he olvidado de escribir varias cosillas para mi blog. Hoy para mi enciclopedia personal sobre el sexo quiero hablar sobre el Cunnilingus:



Se le llama cunnilingus a la acción de comerse un coño. ¿Simple verdad? Digamos que es lo mismo que una mamada pero hacía una chica. Muchos hombres son reacios a practicar el cunnilingus. Es verdad que el aparato reproductor femenino huele más fuerte y tiene más fluidos. El pelo. Pero la mayoría de los hombres que lo prueban al final le encanta. Yo he estado con dos chicos que nunca lo había hecho y al final ambos metían la cabeza entre mis piernas sin yo pedírselo.
Nunca he estado con una mujer, así que no puedo ofrecer experiencia de practicante, pero sí de recibidora. A todas las mujeres nos encanta que nos coman el coño, yo no iba a ser una excepción.
Lo primero de todo, es que hay que tener en cuenta es que el coño es aún más sensible que la polla. Muchos hombres se masturban a lo bestia sin tener en consideración su propio pene y luego cuando están con la chica, lo tratan como si fuera de plástico. El coño es muy complejo. Es un sitio lleno de musculatura y de nervios, sobre todo en la zona del clítoris. El clítoris es lo que se estimula y lleva al orgasmo a la hora de hacer el cunnilingus. Y para algunas mujeres su único medio para llegar al orgasmo.



El clítoris es una zona muy sensible. Los chicos tenéis que tener en cuenta que al tocarlo podéis llegar el éxito o cagarla a lo bestia. Yo me he encontrado con chicos que tocan el clítoris con manos muy ásperas. Y de veras hace mucho daño. Volviendo al tema del cunnilingus un comienzo lento es lo mejor. Es verdad que hay chicas muy bestias como yo, que si van muy a saco pues como que les pone más. Pero a chicas más sensibles y primerizas siempre hay que empezar lentamente. Lo mejor es tumbarla en la cama para que se encuentre cómoda. Y tú también situarte de forma cómoda. Empieza a besa y lamer la cara interior de sus muslos muy despacio. Ella tiene que sentirse deseada y ver como tu legua disminuye disfrutando de su sabor. No te olvides de tu cara. Tu mirada es muy importante para excitarla y hacer que disfrute más.

Acércate lentamente a la ingle y con tu lengua repasa el borde de la ingle. Eso la volverá loca. Una vez que llegamos al meollo del asunto, prefiero hacerlo por partes como Jack el destripador:




  •     Entrada de la vagina: Con los dedos abres bien la entrada. Que tú puedas verlo todo. La zona de la entrada es menos sensible, pero puedes rodearlo con tu lengua y penetrarla con la misma. A la vez que realizas el cunnilingus puedes ayudarte de tus dedos (Recuerda que si los tienes ásperos échate crema hidratante). Otra forma de hacer que ella se moje más es besándolo. Bésalo como si sus labios interiores fueran los de su boca. Mójalo con tu propia saliva e introduce dos dedos con cuidado. Esto ayudará si la chica es estrecha o le cuesta excitarte. Luego la penetración será más suave y le producirá más placer.
  •  De la entrada a la vagina hacía el clítoris: En esta zona se encuentra la salida de la uretra de las mujeres. Es una zona que fácilmente se puede infectar así que por dios lavaros las manos antes de jugar. Las infecciones en las chicas son muy dolorosas. Los chicos muchas veces tenéis infecciones y ni os enteráis porque la distancia desde la salida de la uretra y la vejiga es mayor. El truco para esta zona es ir con la lengua desde la parte de arriba de la entrada hacia la parte baja del clítoris. El clítoris tiene forma de pliegue por debajo. Como si el clítoris se abriera formando los labios. Pues donde se juntan ambos pellejitos que queda abajo, lo que sería el frenillo del clítoris, es muy sensible. Puedes empezar despacio desde abajo y subir muy lento. Y cuando estas a punto de rozar el clítoris parar y de un impulso darle un lengüetazo. Eso hará que sus piernas tiemblen.
  • De la entrada de la vagina hacia el ano, el periné: Esto es solo para mujeres que son más atrevidas o que practican el sexo anal. Y que a ti te guste el llamado beso negro. El beso negro es besar y lamer el ano. Practicarlo, recibirlo o hacerlo que dentro de la pareja. Mientras haya higiene y sea en acuerdo de ambos, no tiene que haber ningún problema.
  • Clítoris: Pasamos a la parte importante. La mayoría, por no decir todas, llegan al orgasmo al estimularlo. El clítoris al estimularlo puede llegar a duplicar su tamaño. Es muy sensible, lleno de terminaciones nerviosas y si no se trata con cuidado puedes hacerle mucho daño. Experiencia propia, muchas mujeres lo tienen tan sensible que por ponerse unos shorts ajustados ya se hacen daño. El secreto para el clítoris se encuentra en los ritmos y el nivel de presión que se ejerce sobre él. La parte del ritmo depende de la finalidad del cunnilingus. Si es para que ella llegue al orgasmo antes, después o durante la penetración tienes que aumentar el ritmo poco a poco. Desde suave lametones hasta secuencia de lametones no fuertes y muy rápidos.
    A mí me pasa que cuando lo haces estos últimos sobre mí en la zona baja de mi clítoris me dan como espasmos involuntarios en la pierna y no puedo llegar al orgasmo. Yo le digo a mi chico que se fije mucho en mis piernas, si se mueve de forma rara es que no lo está haciendo bien. Si tienes tiempo y es por pura diversión cambia los ritmos y juega con ella. Si eres primerizo, primero deja que ella te muestre lo que le gusta. Que te guíe. Pregunta si le gusta o no. Como yo siempre digo, todo va con la práctica. Mientras más prácticas más te harás a su coño. Hasta el punto en que tú la dominaras a ella completamente y la tendrás en tus manos en busca del orgasmo. La combinación de ritmo y presión te llevaran a un éxito seguro. También puedes tratar al clítoris de forma juguetona: pasar la lengua por el alrededor, rozarlo con los labios y hasta morderlo. Pequeños bocaditos siempre son excitantes pero no te olvides, puedes hacerle daño.



Cuando ella llegue al orgasmo,  lo mejor es presionarle el clítoris con la lengua y moverlo poco a poco. Si no se vuelve muy sensible y le puede doler. Yo soy de las de poner mi dedo y apretarlo mientras él mete su lengua en mi vagina y lo mueve.
Hay chicas, yo por ejemplo. Que le gusta que él encaje la barbilla en la entrada de la vagina, así cuando él se mueve para darte con la lengua en el clítoris mueve al barbilla y te estimula la entrada. También sé que hay mujeres que les encanta que ellos abran la boca y que apoyen su mandíbula alrededor del clítoris y con los dientes apoyados lamer el clítoris.




Pero cada chica es un mundo. Y habrá cosas particulares que le guste a ella
pero a otras chicas no. El éxito se encuentra en la práctica y el cunnilingus es una de las mejores formas de compensar a tu pareja.

Espero que sea bastante completo, muchos mordisquitos:

Lady Ágata

jueves, 20 de junio de 2013

Historia de una niña muy pervertida... (Parte 1)


Desde que tengo uso de razón mi vida ha estado muy ligada al sexo. El sexo es algo que me encanta. Paso un 70 % del día maquinando y buscando la forma de obtener más placer. Y aunque parezca que soy ninfómana no considero que esté obsesionada ni tenga necesidades afectivas. Simplemente me gusta y me excita. Ponerme cachonda y llegar al orgasmo es uno de mis placeres favoritos. No soy una chica que se haya acostado con millones de tíos, pero si que me he hinchado a follar con los pocos con los que he estado.

Mi primera experiencia ligada al sexo era cuando yo era bebe. Esta anécdota es un recuerdo que mi madre le gusta contar cuando estamos entre amigos. Mi madre tenía la costumbre de dejarme en el salón de mi casa con una película de VHS, es decir, de cinta con dibujos animados con la esperanza de que cuando estos acabasen yo me hubiera quedado dormida. Resulto que una noche, mis padres disfrutaban del silencio que provocaban esas cintas de vídeo para cenar tranquilamente y de repente, a las dos de la mañana, mi madre empezó a escuchar como yo me reía a carcajadas, mi madre extrañada por la hora que era se dirigió al salón. Por lo visto, la cinta se había acabado y en su lugar había saltado la cadena de mi localidad, cadena que por las noches echaban porno. Mi madre se quedo trastocada al ver como yo estaba tan contenta de ver porno, saltaba y reía a carcajadas. Aunque ella estaba feliz de verme tan contenta, no dejó que la cosa volviera a repetirse. Fue la primera vez en mi vida que vi porno y la verdad es que no me acuerdo.

A los cinco años, me juntaba mucho con un chico de mi edad. Nuestros padres eran grandes amigos y encima vivíamos muy cerca. Todas las tardes me iba a su casa a jugar. Eramos entrañables, ambos decíamos que eramos novios y que cuando fuéramos mayores nos íbamos a casar. No se muy bien como pero empezamos a experimentar con nuestro cuerpo. Nos quitábamos la ropa hasta quedar desnudos y nos tocábamos el cuerpo el uno al otro. De momento, solo podríamos ser dos niños experimentando con su cuerpo. Pero no, la cosa fue a más. No es que conserve en mi memoria todos los recuerdos de esos días, de lo que si me acuerdo es que fue entonces cuando practiqué por primera vez la felación y el cunilingus. No se de verdad como llegamos a esos términos, pero recuerdo que nos escondíamos debajo de la mesa y jugábamos a un juego, el que ganara tenía que chupar el sexo del otro. Durante casi dos años seguíamos jugando a esos juegos. Pero todo se acabó cuando yo me mude a una casa más lejana y nuestras vidas se separaron.

Al mudarme a mi nueva casa conocí a mis dos vecinos favoritos, uno tenía mi edad y el otro era una año más pequeño que nosotros. Por aquel entonces descubrí de forma casual que por las noches en la televisión echaban programas donde mujeres se desnudaban y hacían cosas con hombres. Fue cuando me aficioné al porno. Descubrí una manera de aprender más sobre el sexo. Yo soy de las que piensa que el porno ofrece sabiduría. Sé que el porno actualmente es un poco fantasioso, ofreciendo a los hombres cosas fantásticas en plan una polla de 40 cm penetrando a una rubia con dos tetas tamaño extra-grande. Pero siempre que he necesitado averiguar algo o saber como se hace hago lo mismo: buscarlo y verlo es la mejor forma de aprenderlo. Pero para perfeccionarlo había que practicar. Por eso inicié una extraña relación con mis dos vecinos. Todo comenzó jugando jugando a las casitas con mi Barbie y sus Action-Man. Ambos querían que yo fuera su esposa y yo les dije que lo sería para ambos. La verdad es que fue... ¿Quien me iba a decir que mi primer trío con dos chicos sería a los 8 años? Nunca hubo penetración, no era que no lo intentaran. Pero no salía bien. Creo que la idea surgió en uno de ellos al encontrar fotos eróticas en el ordenador de su hermano. Me acuerdo que nos desnudábamos los tres y ambos se dedicaban a mi. Luego yo se los compensaba. Este trío, de caricias, besos, felaciones y cunilingus duró hasta que uno de mis vecinos, el pequeño se mudó. Con él otro seguí algún tiempo, pero me enteré que se lo había contado a un amigo intimo suyo. Seguramente te preguntaras ¿Cómo te enteraste? Muy fácil, el amigo me pidió que yo le hiciera lo mismo que le hacía a mi vecino. Me enfadé mucho y corté la relación.

A los 10 años leí por primera vez un libro con contenido erótico. Mi tía tenía en su casa un libro llamado La doncella de Hielo. Por lo visto era un libro sobre vampiros que le habían regalado, pero que ella no tenía el mas mínimo interés, así que me lo leí yo. De ahí nació mi pasión por la lectura erótica. Tanto que empezaba a escribir mis propios relatos cortos. Yo era muy romántica, lo escribía con amores imposibles entre príncipes y bailarinas. El primer libro erótico que leí fue: Las edades de Lulú. Y la verdad que es una novela erótica muy apropiada para primerizos.

Durante los siguientes años, estuve liándome con los hijos de los amigos de mi padre. Algunos solo llegaban a los besos, mientras que otros llegaban a entrar en mis bragas. Aprendí del juego de roles con el primo de mi madre. No os asustéis, ese chico era un año más pequeño que yo. Nos gustábamos y decidimos experimentar juntos. Recuerdo que jugábamos en su casa, era un juego muy tonto. Yo era una chica normal y corriente que se iba a dormir tras un duro día de trabajo, él era un borracho que entraba de forma furtiva en mi casa y me hacía suya. Allí me enteré que me encantaba que me forzaran, ya me entendéis. Con su marcha me quede sin compañeros de juegos. Seguí con mis relatos y mis novelas. Tuve una época tranquila sexualmente hablando.

Cuando cumplí los 14 años descubrí algo que me volvería a meter en el mundo erótico. El hentai y el smut. Para aquellos que no los sepáis, el hentai es pornografía japonesa a modo de cómic. Pero realmente me fasciné con la lectura smut, que es historias románticas para niñas grandes y pervertidas. (Si tenéis curiosidad, os recomiendo la autora Mayu Shinjo) A los 15 conocí a mi primer novio. A decir verdad, esta época de mi vida fue de práctica. Después de estudiar un poco lo de los embarazos y las enfermedades de transmisión sexual dejé a un lado el tema de la penetración. Con mi primera pareja perfeccioné el arte de la felación. Aprendí a jugar con comida y a cambiar roles...

Pero eso es otra historia que más adelante os contaré...


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