jueves, 12 de septiembre de 2013

Nana quiere jugar en el parque. Capítulo 2.


El parque estaba desierto cuando Daniel llegó. Era un parque situado a las afueras de la ciudad en una urbanización a medio construir. Solo había columpios, un tobogán y algunos bancos. Los arboles sin arreglar y los setos sin podar daban al lugar intimidad, un sitio perfecto para amantes que quisieran jugar a plena luz del día.

Nana no tardó en llegar. Frágil como una muñeca, con un vestido rosa y lila, que aunque resultaba infantil, dejaba ver cada curva de su cuerpo. Su pelo suelto y ondulado adornado con una diadema de flores servía de marco para su dulce cara. Sus ojos verdes y sus labios carnosos y rosados hacían su cara hermosa y ardiente a la vez. Parecía una dulce gatita, una gatita a la que le gusta mucho jugar. Jugar en un sitio con su juguete donde nadie se lo pueda impedir.

O eso era lo que le había escrito Nana en su último mensaje. Después de enviarle esas fotos comprometedoras, Daniel se veía atrapado en las pequeñas manos de una chica de quince años. Una chica con la cara de una niña y el cuerpo de una mujer. Era una muñequita sexy y provocativa. Su piel se veía suave y caliente. Su pecho era grande y redondo, su escote era como de terciopelo. ¿Cómo sería comerle los pezones? ¿Y follarle las tetas? A Daniel se le hizo la boca agua.

Cuando Nana llegó a su lado, ese olor dulce tan característico de ella, hizo que su polla se despertara.

-Buenas Daniel.- Dijo Nana con voz dulce e irresistible.- ¿Estas listo para jugar?
- Nana, eres preciosa. Pero tengo novia y la quiero muchísimo.
- Eres muy lindo.
- Nana en serio. Soy demasiado mayor para ti. Si supieran que estoy contigo, podrían meterme en la cárcel por salir con una menor.
-Entonces... Sígueme el juego... Nadie tiene porque enterarse...

Nana se acercó lentamente a él y poniéndose de puntillas comenzó a besarle el cuello. Empezando por la clavícula, acariciaba su piel con sus labios. Daba dulces besos por su cuello y con la punta de su lengua comenzaba a subir muy lentamente. Hasta llegar a su oreja. Daniel tenía los pelos de punta. La suavidad de sus besos y su olor... Con cada beso su boca se llenaba de saliva y comenzó a excitarse.

Ella llegó a su boca y empezó a lamer sus labios como si de una gatita se tratara. Le metió la lengua en la boca y él no pudo evitar responderle. Comenzó a besarla lentamente y agarrando su cuello siguió haciéndolo más intensamente. Paró y se separó de ella. No podía seguir, ¿Cómo una niña de quince años iba a tener tanto control sobre él?

Los ojos de Daniel no podían apartar la vista de sus jugosos labios, llenos de saliva. ¿Qué se sentiría al follarle la boca? Daniel estaba hipnotizado, solo pensaba en sentir y oler su piel. Nana lo empujó hacía un banco y le hizo tumbarse boca arriba.

- Aunque tengas muchas ganas, hoy no vamos a follar. Primero te lo tienes que ganar.- Dijo Nana. Daniel la miraba extrañado.- Vas a comerme el coño hasta que llegue al orgasmo.
- Pero Nana, aquí...
-¿No te excita hacer guarradas a plena luz del día? ¿Y si alguien nos viera? ¿Y si alguien viera como vas a tener tu cara dentro de mi coño? Un pervertido comiéndole el coño a una niña en el parque.¿No te excita?
Daniel sonrojado, miró hacia otro lado.
-No...
- Si es así...¿Por qué tienes la entrepierna a punto de estalla?

La polla de Daniel estaba hinchada y a punto de salirse del pantalón. Nana conseguía que se pusiera muy dura y gorda.
-Parece que tu polla dice lo contrario...

Ella se sentó encima de él, sobre el bulto de su entrepierna y comenzó a frotarse con él. Daniel estaba muy cachondo. Lo notaba muy caliente y húmedo. Nana subió a la altura de su cabeza y poniendo las rodillas a ambos lados de su cabeza dejó al descubierto su parte más intima y hermosa. Daniel podía ver todo el coño de Nana totalmente abierto. Era rosado y olía tan bien que Daniel estuvo a punto de perder el control.

Ella también estaba muy caliente, tenía la entrada abierta y llena de su jugo...
- ¡Cómeme el coño!
Y entonces Daniel dejó de ser él mismo. Se dejó llevar por su calentón y metió la cabeza en el coño de Nana. Lo lamía y lo besaba. Era rápido y fuerte. El clítoris de Nana se hinchó por las fuertes embestidas de la lengua de Daniel. Él sentía como su boca, su cara y su cuello se llenaban del jugo de Nana, empapándolo completamente.

-Daniel, me das muy fuerte, cálmate...

Para que ella no se alejara, la agarró de la cadera con sus grandes manos. Nana comenzó a gemir muy fuerte. Conforme cogía ritmo sus gemidos se convertían en gritos de placer. Estaba muy excitada y caliente. Daniel metió uno de sus dedos en su vagina mientras que con su lengua lamía su clítoris. Nana estaba al borde del orgasmo y Daniel lo sabía. Sus piernas no paraban de temblar, dándole espasmos.

Entonces Daniel paró, metió el clítoris entre sus labios y empezó a supcionarlo. Nana apenas podía mantenerse en esa posición. Al borde de llegar, cuando Nana iba a llegar al placer extremo, Daniel mordió levemente el clítoris. Entonces se corrió. Nana agarró los pelos de Daniel con fuerza mientras se corría.

Cuando terminó su orgasmo sus piernas seguían temblando...

- Ha sido genial. - Dijo Nana con la cara sonrojada y temblorosa.- Me imagino que te tengo que recompensar.
Ella dirigió sus manos al pantalón.
- No, espera...
Nana lo miró sorprendida. Él se puso derecho y se sentó en el banco.
- No puedo hacerle esto a mi novia, llevo mucho tiempo con ella y me quiere mucho.
- Tranquilo, no pasa nada...
- No es eso... Siento que mi cuerpo es suyo.
La cara de Nana cambió, sus ojos ya no se mostraban dulces, estaba celosa.
- O haces lo que te digo, o le enseño las fotos a tu maravillosa novia.
Daniel se quedó quieto y se volvió a tumbar.

Nana abrió el pantalón y su polla gorda y caliente salió disparada hacía afuera. Estaba tan excitado que le salían algunas gotitas de su polla. Nana se metió la puntita en la boca, mojándola muy lentamente... Daniel estaba disfrutando muchísimo. Lo hacía muy suave. Ella se la metió entera en la boca y empezó a supcionar como si fuera un biberón. Daniel miró hacía abajo. Ella le miraba con la polla en su boca, llenándola por dentro. Era tan sensual, erótica y le daba tanto placer que el mundo dejo de existir, solo estaba Nana y sus labios carnosos y boca estrecha.

Nana sacó la polla de su boca y comenzó a besarla por los lados. Le daba lamentones y pequeños mordiscos. Empezó a supcionar diferentes puntos de su polla. Cuando hizo esto varias veces paró, se levantó y se puso bien el vestido.

- Esta bien por hoy.
-¿Cómo?
- Con esto es suficiente.

Daniel se levantó con la polla aun fuera. Nana le dio un beso en la mejilla y se fue.

Cuando desapareció, se vistió completamente. Estaba tan cachondo que tuvo que esperar un rato para irse a su casa.

Una vez allí, las ganas de follar aun seguían y decidió masturbarse. Mientras se baja los pantalones, se dio cuenta de lo mucho que había disfrutado con ella. Cuando se lo hacía a su novia, esta le guiaba como si estuviera ciego. Con Nana, no tenía barreras, disfrutó de comerle el coño, de saborearlo. No podía masturbarse pensando en su novia, en su cabeza solo estaba Nana. Al bajarse los pantalones vio que en su polla había rojeces. Como chupetones a su alrededor. Tenía cuatro chupetones por toda la polla. Corrió a su ordenador y lo encendió. Tenía un mensaje nuevo:

Ahora si le puedes enseñar la polla
a tu dulce novia. ¿O puedes aguantar sin sexo
hasta que se vayan los chupetones?
¿Aguantaras?

Besos, tu pequeña Nana.











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